Por Nicolás Roggero
“La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja el tendal y va a tocar para Burruchaga… ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… Gooooool… Gooooool… “. La voz es Víctor Hugo Morales y el gol de Diego Armando Maradona a los 10 minutos del segundo tiempo contra Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de México 86.
Esa jugada, que dejó en el camino a cinco futbolistas ingleses y también al arquero Piter Shilton, tuvo testigos privilegiados como el periodista Alejandro Apo, el fotoperiodista Eduardo Longoni y los hinchas Raúl Gámez (expresidente de Vélez) y Nicolás Pírez, exiliado con su familia en México cuando tenía un año y medio durante la última dictadura cívico-militar.
Todos coincidieron en algo: la dificultad de dimensionar la magnífica obra de Diego en el estadio Azteca, que con el tiempo se cristalizó en la memoria futbolística colectiva como el Gol del Siglo.
Apo viajó al Mundial por Radio Rivadavia, ese día no le tocó trabajar porque comentaron Julio Ricardo y Víctor Brizuela, pero igualmente fue a la cancha con Mario Trucco, al que reconoció como uno de sus “padres periodísticos”.
Su voz inconfundible, con tono grave, describió la secuencia como pocos lo hacen: “Yo vi el gol en la cancha, pero no vi el gol que después vi, vi un golazo pero no la jugada de todos los tiempos. Nunca pensé que había hecho ese gol”.
“Vi la jugada, desde un poco lejos, pero no vi la jugada perfecta, extraordinaria y grandiosa del mejor jugador del planeta y sus alrededores. No lo olvido jamás. No pude medir lo que midió Víctor Hugo en el relato, es algo que solamente él vio y le reconozco siempre. Diego es el inventor de la pelota, indiscutible”, afirmó.
El abrazo con Trucco lo recuerda “hasta el día de hoy” porque el partido contra Inglaterra tenía varios condimentos, de adentro y de afuera.
Lo reconoció el mismo Gámez, que pisó la tierra mexicana como barrabrava, años antes de llevar a Vélez a la gloria máxima con la Copa Libertadores y la Intercontinental en 1994.
Maradona la tomó en el medio, giró entre dos ingleses y encaró, por eso desde la platea “Pistola” nunca pensó que la gambeta “terminaría de esa manera”.
“Solamente Maradona supo que iba a hacer en la cancha. Lo hizo realidad y en un contexto especial contra los ingleses. Nosotros no nos dimos cuenta hasta que lo vimos por TV”, dijo el exdirigente.
“Sí me acuerdo la tensión que se generó cuando se acercó al área, ahí percibimos que terminaba en gol, no sabía si de él o de Jorge Valdano, que estaba en el área. Hacía mucho calor y casi me lo pierdo por tomar agua”, reconstruyó entre el recuerdo vivo y lo que vio año tras año en las repeticiones, según reconoció con Télam.
Lo mismo le sucedió con el gol de la mano de Dios, que abrió el resultado, y recordó: “El gol con la mano nunca nos dimos cuenta. Pensamos que había sido con la cabeza. Solamente Víctor Hugo hizo una consulta al aire, pero la verdad que resultó imperceptible”.
Pero ese gol, que ni siquiera el árbitro tunecino Ali Bennaceur observó cuando Maradona se alzó en el aire y metió la mano para engañarlo a Shilton -protestó en vano hasta el medio de la cancha-, quedó retratado en la lente de la Nikon de Eduardo Longoni, que con apenas 26 años dejó su huella en la cobertura para Télam.
Ese día llegó tarde al estadio Azteca, con solamente una hora de anticipación, no por falta de responsabilidad sino porque un embotellamiento le trabó el arribo programado en su taxi para las 9 de la mañana -el partido comenzó a las 12-. El lugar que le tocó para hacer su trabajo “era de los peores” porque se situó sobre un palo del arco inglés “con medio arco tapado por la red”.
Sin embargo, entre la desesperación por tener una buena foto y la intuición, no bajó la cámara cuando la pelota salió rechazada por un defensor británico, en una “típica jugada que termina en manos del arquero” y gatilló cuando vio una sombra elevarse.
“Nunca noté al cien por cien que fue con la mano pero dos colegas que estaban ahí, uno alemán y otro neerlandés me dijeron que sí. Yo solamente reconocí cuando revelé las fotos en un cuarto especial que teníamos los fotógrafos en esa época”, develó a Télam.
“El gol de la mano de Dios es uno de los últimos momentos en el que la fotografía le ganaba a la TV. En el video, al día de hoy, no podés dar crédito por la TV que fue con la mano, pero el segundo resultó todo lo contrario y lo que importa es la secuencia de su gambeta”, sintetizó.
Maradona hizo el primer gol a las 13 y el segundo minutos después. La temperatura rozaba los 45 grados al rayo del sol. Allí corrió con la pelota dominada por 10.6 segundos. Un tiempo de velocista y que no le permitió fotografiar toda la secuencia.
Y así, el Gol del Siglo se construyó frente a la incredulidad de todos los presentes: espectadores, periodistas, fotógrafos, cámaras, jugadores propios y rivales.
“Me quedó una sensación de angustia con el segundo gol. Cuando Maradona toma la pelota lo voy haciendo con el tele más largo y en un momento resultó tan rápido que cuando cambié lo agarré desde el área y en el toque del gol”, explicó.
“Cuando arrancó la jugada parecía normal. Uno piensa que no podía terminar en gol, siempre estábamos viendo que la podía pasar. Me pasó que lo aprecié más por TV que en el momento. De hecho pensaba que en cualquier momento lo bajaban”, dijo.
El último de los testigos de esa gambeta eterna, que dejó congelado por siempre a Terry Butcher en la barrida fallida, es Nicolás Pírez, quien le insistió tanto a su madre con ir a la cancha “al menos una vez en el Mundial” que consiguió una entrada y terminó asistiendo a la “obra de arte” del fútbol con un amigo y su papá, también exiliados.
“Todo pasó rápido. Cuando estuve en el partido tenía solamente 11 años, casi 12 porque cumplo en agosto, y me resultó sorprendente Maradona y el equipo. Recuerdo todo como un partido muy tranquilo, más allá de algún vaso con agua que nos tiraron los ingleses, sobre todo porque los mexicanos hinchaban también por ellos”, apuntó.
“En el momento no dimensionamos la magnitud del gol de Maradona. Me marcó en lo personal, ese partido y ese Mundial. Hasta ahí me sentía más mexicano y como que me generó un lazo mayor con Argentina”, aseguró en diálogo con Télam.
Para él y para muchos argentinos viviendo en México, Maradona resultó más que solamente “el gol más importante de la historia del fútbol” porque los recibió varias veces en la concentración y en los entrenamientos, donde lo vieron hacer “maravillas”.
“Para todos los argentinos que estábamos ahí había una connotación fuerte por el exilio y la Guerra de Las Malvinas. Sobre todo en los adultos”, manifestó.
Maradona gambeteó a Glenn Hoddle, Peter Reid, Kenny Sansom, Terry Butcher -dos veces- y Terry Fenwick y en el piso quedó Peter Shilton. Maradona gambeteó al tiempo y por eso será eterno.
Télam.